"No son enfermos mentales. Si lo fueran, tendrían antecedentes de agresión a otras personas. (...) Y sin embargo, sólo descargan la violencia contra sus mujeres. (...)"

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.

Mahatma Gandhi. 1869-1948. Político y pensador indio.


Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.

John Heywood

domingo, 17 de enero de 2010

¿Qué mantiene a estas personas en una relación de este tipo?

1. La destrucción del sentido del yo que hemos mencionado anteriormente impide a estas personas alejarse de su maltratador. Puede culparse a sí misma en vez de al maltratador, considerar que hay algo defectuoso en ella y que es ella quien debe cambiar y no él. La depresión le impide pensar soluciones efectivas, la baja autoestima y constante autocrítica le hace dudar de su capacidad para sobrevivir por sí misma. La destrucción del yo que conlleva el abuso le impide romper la relación. Sólo con pensar en dejar a su pareja puede tener incluso un ataque de pánico.

2. Abuso, negligencia o abandono en la infancia

Un estudio realizado con mujeres maltratadas (Loring y Myers, 1991) mostró que todas las mujeres victimas de abuso emocional y el 65% de las mujeres victimas de abuso físico informaron de una historia de abuso emocional en sus familias de origen.

Una persona con una infancia sana y normal, que ha aprendido a formar vínculos seguros con sus parejas, tiene más recursos psicológicos para escapar de una relación de este tipo cuando empieza a darse cuenta de cómo es su pareja realmente, mientras que una persona víctima de maltrato, negligencia o abandono en su infancia, tiene más posibilidades de acabar formando un vínculo de tipo ansioso en la edad adulta.

Muchas de estas personas se han sentido solas y maltratadas o abandonadas durante toda su vida y ansían más que nadie esa conexión emocional de la que carecen, de ahí que su miedo al abandono sea mayor que en otras personas. Este miedo al abandono, que ha arrastrado probablemente toda su vida, da lugar a una conducta de aferramiento intenso a su pareja. Su sensación de soledad y necesidad de conexión con alguien es tan intensa que perciben el abandono como algo que acabaría por destruirlas por completo, pues su maltratador es percibido como su última esperanza de salvación.

Por otra parte, estas personas se ven impulsadas de manera inconsciente en la edad adulta a entablar una relación con alguien tan abusivo como lo fue su padre o madre, en un intento por reconstruir una infancia perdida, por tener una segunda oportunidad y ser capaces de manejar la situación adecuadamente.

"Durante toda mi vida he tenido la sensación de que la gente cercana a mí no quería escucharme. Me he sentido sola e ignorada. Y aún me siento así: desconectada de todo y profundamente sola".

3. El vínculo traumático

Con el sentido del yo erosionado o disminuido y aislada de otras personas, la víctima se apega con fuerza al maltratador en busca de un poco de amor, de un poco de validación, de ese gesto amable que le devuelva su identidad personal, que le diga que no es una persona tan inadecuada como está empezando a creer, sino alguien valiosa y digna de amor y respeto. Esto es lo que se llama un vínculo traumático. No es el vínculo de amor que debería unir a una pareja, sino un vínculo basado en la dependencia que crea la erosión de la propia identidad, por eso es tan intenso y por eso es tan difícil para muchas personas romper este tipo de relaciones y abandonar a su maltratador. Esos momentos de cariño e intimidad con el abusador que tanto anhela la víctima aparecen de vez en cuando, dándole esperanzas de que a partir de ahora todo va a cambiar y que todo irá bien, pero eso nunca sucede, pues tras ese breve instante de conexión aparece de nuevo el frío distanciamiento y el abuso emocional.

"Mi marido me empujó alguna vez durante nuestro matrimonio, pero eran sobre todo sus constantes críticas lo que me dolía tanto. Criticaba mi modo de vestir, de hablar, de cocinar, mis ideas, mi aspecto, todo...Lo más aterrador era cuando amenazaba con dejarme. Entonces hacía lo que fuese para complacerle y que fuese amable conmigo".

4. Reforzamiento intermitente

En este tipo de relaciones marcadas por el abuso emocional, suele darse un patrón cíclico, con fases en las que el maltratador se muestra cariñoso y atento, seguidas de fases de abuso emocional. Esta conexión emocional intermitente produce gran desasosiego y confusión en la otra persona, manteniéndola insegura constantemente respecto al amor de su pareja. Cuando cree que tiene al amor de su pareja, él vuelve a rechazarla y ella siente una gran ansiedad por recuperarlo de nuevo. Los pequeños momentos de conexión hacen que recupere la esperanza y cuando sucede de nuevo el rechazo y el maltrato, la decepción y el dolor son intensos.

El vínculo traumático es similar al síndrome de Estocolmo, el cual se produce cuando los secuestradores alternan entre la amabilidad hacia la víctima y el terror. Esto hace que los rehenes se vuelvan dependientes de sus captores tanto para sus necesidades emocionales como físicas. "El miedo es tan intenso que toda esperanza de supervivencia depende de complacer al criminal" (Symonds, 1975). Del mismo modo, en el maltrato emocional, la amabilidad y el abuso son también intermitentes y contribuyen a crear el vínculo traumático.

No hay comentarios:

Publicar un comentario