"No son enfermos mentales. Si lo fueran, tendrían antecedentes de agresión a otras personas. (...) Y sin embargo, sólo descargan la violencia contra sus mujeres. (...)"

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.

Mahatma Gandhi. 1869-1948. Político y pensador indio.


Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.

John Heywood

domingo, 17 de enero de 2010

COMUNICACIÓN AGRESIVA EN LA PAREJA

¿Quién ha sido o es víctima de agresión?
¿Quién vive una relación violenta?
¿Qué tan difícil es contestar éstas preguntas?

Puede ser muy difícil, porque, ¿a quién le gusta reconocer que vive una relación tormentosa? Para evitar ese choque emocional nuestra psique crea, como primer recurso defensivo, la negación, por eso podemos reconocer fácilmente la agresión que está viviendo otra persona, nos indigna, enoja, frustra y nos preguntamos, ¿cómo es posible que la tolere, que no ponga límites, no se defienda, o no se vaya?


La negación pone un velo que impide aceptar que vivimos una relación de pareja agresiva.


La negación puede darse por varias razones:


- Si la persona reconociera que está siendo agredida, tendría que hacerse responsable y verse obligada a tomar decisiones, que por el momento no quiere o no puede tomar.


- Puede negar la agresión porque es el modelo que tiene (“el que te quiere te pega”), o también porque la sociedad y familia le demandan que para ser valiosa debe tener un hombre que la proteja y de la cara por ella, y se queda en una relación que en realidad no le proporciona nada de esto. Además ha aprendido que es valiosa si es elegida y si mantiene junto a “su hombre”, de otro modo es una fracasada.


- Tal vez la agresión es el único tipo de interacción que conoce y no la identifica como violencia. Cuando la persona ha vivido cotidianamente en un ambiente hostil y ha recibido agresión de parte de quienes, se supone, debieran amarla y protegerla, tristemente, puede considerarlo “normal”, “acostumbrarse” y llegar a creer que es lo que “merece”.


- Es especialmente difícil reconocer la agresión cuando no se trata de violencia física, o de palabras evidentemente ofensivas.


- Cuando el victimario niega la agresión, cuando se justifica echándole la culpa a la víctima, o la disfraza de preocupación y buena intensión la víctima acaba confundida. Sobre todo cuando a la agresión le sigue una muestra de “arrepentimiento” del agresor y una promesa de cambio.


- La víctima quiere creer que su pareja la ama y para ello tiene que negar la agresión y el dolor que ésta le causa.


Por desgracia, la negación le permite quedarse en una relación que la irá destruyendo poco a poco. De la que difícilmente podrá salir.

Éste trabajo se escribió con la intención de facilitar la identificación de la agresión “disfrazada” y “oculta”, detenerla, pero sobre todo para compartir la posibilidad de aprender a vivir diferente.

La comunicación es el elemento esencial de las relaciones humanas. Como lo explica su primer axioma “todo es comunicación, por lo tanto, es imposible no comunicar”. Todo nuestro comportamiento comunica.


A través de ella nos conocemos y nos damos a conocer: mostramos lo que somos, pensamos, sentimos, nuestros miedos, carencias, etc. Es el medio por el cual nos vinculamos con nosotros mismos y con los otros.


Toda interacción es comunicación, así la agresión también es comunicación. Por lo tanto el conocer las características de una nos ayudará a identificar la existencia de la otra.

1. La comunicación se divide en verbal y no verbal. La comunicación verbal es lo que se expresa literalmente a través de las palabras. La no verbal comprende: tono de voz, ritmo al hablar, la secuencia de nuestras acciones, la expresión facial y corporal, la mirada, el silencio, la forma de vestir, de caminar, etc. Ésta es la que tiene mayor impacto en el receptor. Generalmente el mensaje no verbal escapa de la voluntad y hasta de la conciencia del emisor. Y es probable que sea recibido también de forma poco consciente algunas veces. Existe una dificultad en expresar con palabras todo lo que sentimos; sin embargo, lo expresamos a través de nuestro lenguaje no verbal. Debe haber congruencia entre estos dos mensajes de lo contrario creará confusión en quien los recibe (dobles mensajes).


2. La meta comunicación es otro elemento importante y consiste en el mensaje dentro del mensaje. Éste lleva implícito lo que el emisor piensa y siente acerca de sí mismo, del mensaje y del receptor, muestra la perspectiva del que emite el mensaje.


3. La subjetividad característica del ser humano se expresa en la manera de interpretar el mensaje (decodificación)


4. Los niveles de comunicación: instrumental, descriptivo, de opinión, afectivo e íntimo. Se puede hablar de que existe una relación de pareja cuando existe intimidad emocional y ésta sólo se logra cuando se comunican en el nivel íntimo, sin embargo muy pocas parejas tienen ese nivel de comunicación.


5. La comunicación asertiva es necesaria para tener una relación funcional; por desgracia, también es poco frecuente.


La comunicación agresiva


El abuso verbal y no verbal son un tipo de golpes que no dejan huella física, en un primer momento, pero más dolorosos y más difícil su recuperación. La víctima no tiene nada palpable que haga evidente el ataque (moretón) esto facilita el juego de la negación-confusión.


Es un instrumento de control para obtener poder sobre la otra persona. Y puede ser abierta o encubierta.


En las parejas se presenta el intercambio de roles de víctima-victimario. Pero puede darse de forma estereotipada.

Génesis de la comunicación agresiva

La comunicación agresiva brota generalmente de la represión de una agresión profunda, generada muchos años atrás, por las figuras parentales o significativas. Dicha agresión despertó ira contra los agresores y contra sí mismo; ira que después sólo es trasferida a la pareja, a quien el agresor usa como bote de basura.

Efectos de la comunicación agresiva

Sus efectos son cualitativos; sólo la angustia de la víctima, puede definir el grado de agresión. Ésta suele ser privada, es común que sólo la víctima la escuche, sobre todo al principio, porque el agresor así lo procura.


- Se vuelve más intenso y constante.
- El ataque es impredecible. Esto es muy significativo, pues la pareja queda azorada, pierde el equilibrio ante el comentario hiriente, el desprecio, sarcasmo o insulto de su pareja. No importa lo inteligente o razonable que la víctima sea, nunca se espera el ataque y no sabe cómo prevenir o comprender lo que pasa.


- La víctima se acostumbra y se adapta.


- La comunicación agresiva minimiza y disminuye la percepción que la víctima tiene del ataque, se siente culpable y merecedora del castigo, el agresor la culpa de todo, por lo que se convierte en el chivo expiatorio, así el atacante se convierte en víctima.


- Su autoestima desaparece y hay un evidente abandono de sí misma. Se siente frágil, confundida, angustiada, con miedo, insegura, culpable, incapaz.


- Consciente o inconscientemente la víctima trata de cambiar su conducta para no alterar al agresor y no resultar lastimada. Así va dejando de ser ella misma.


- Suele ir en aumento; poco a poco el agresor va aumentando las formas de ataque, hasta convertirse en agresión física, que también inicia con jalones o empujones y puede terminar en golpizas.



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