"No son enfermos mentales. Si lo fueran, tendrían antecedentes de agresión a otras personas. (...) Y sin embargo, sólo descargan la violencia contra sus mujeres. (...)"

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.

Mahatma Gandhi. 1869-1948. Político y pensador indio.


Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.

John Heywood

domingo, 17 de enero de 2010

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

Trastorno de estrés postraumático como consecuencia del abuso emocional

El abuso emocional o físico puede llegar a generar un trastorno de estrés postraumático, con síntomas como pesadillas, pensamientos intrusivos, flasbacks, problemas para dormir y concentrarse y amnesia. Los recuerdos de sucesos de abuso aparecen en su mente como intrusos, repitiéndose una y otra vez. A veces son tan vívidos e intensos que parece que los estuviera viviendo de nuevo (flashbacks). Por este motivo, estas personas son más propensas a tener accidentes, pues los recuerdos y flasbacks pueden distraerlas de sus actividades, impedir que perciban con claridad el peligro en la carretera y menguar su atención y concentración al volante o en cualquier otra actividad. Por ejemplo, al ir a cruzar la calle puede no darse cuenta de que el semáforo estaba rojo para los peatones. Es frecuente que le den vueltas y vueltas a sucesos determinados, haciéndose preguntas como: ¿Realmente lo que hice fue tan egoísta como dice él? ¿Realmente soy tan estúpida y torpe? ¿Es que no hago nada bien? ¿Cómo es posible que reaccione así? ¿Qué está pasando? ¿Qué estoy haciendo tan mal?

También son frecuentes los síntomas somáticos como dolores de cabeza, trastornos del aparato digestivo o problemas del aparato respiratorio, como asma o bronquitis.

"A veces, cuando él no estaba ahí, yo podía oír su voz llamándome puta y acusándome de acostarme con todos. Yo sabía que él no estaba ahí, pero sus comentarios seguían dando vueltas en mi cabeza, como si sucediera una y otra vez".

"Me obligaba a ver películas pornográficas en las que mujeres o animales eran torturados y mutilados. Me amenazaba con cortarme la cara o quemarme con cigarrillos o decía que me haría todo tipo de vejaciones sexuales. Lo repetía una y otra vez, como un ritual. Decía que el único que tenía derecho a pensar y tomar decisiones en la familia era él. Yo era una buena abogada, apreciada por mis compañeros de trabajo, pero cuando esto sucedía me sentía rota por dentro, todo lo que pensaba de mí misma quedaba destruido, me sentía despreciable, no podía pensar".

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