"No son enfermos mentales. Si lo fueran, tendrían antecedentes de agresión a otras personas. (...) Y sin embargo, sólo descargan la violencia contra sus mujeres. (...)"

Lo que se obtiene con violencia, solamente se puede mantener con violencia.

Mahatma Gandhi. 1869-1948. Político y pensador indio.


Nadie puede amar sus cadenas, aunque sean de oro puro.

John Heywood

lunes, 8 de enero de 2018

EL CINE PUEDE SER UNA HERRAMIENTA DE DENUNCIA


El cine puede ser una herramienta de denuncia que eduque de otra manera, que invite a la “reflexión crítica y compartida”. Te proponemos 30 películas sobre violencia contra las mujeres que deberías ver.
Tenemos derecho a una vida igualitaria y libre de violencia, a la mitad de todo, como diría Amelia Valcárcel. Dicho así, muy pocos misóginos y sumisas se atreverían a negarlo en voz alta hoy en día. Por desgracia, la realidad global dista mucho de ese ideal y no basta con un día internacional en marzo para acordarnos de que nuestros derechos siguen siendo pisoteados, ni con otro día en noviembre para gritar “¡ni una más!” y recordar que no estamos todas… No basta.

Necesitamos los 365 días del año para alzar la voz a través de todos los medios disponibles porque son muchas las violencias, en plural, que seguimos sufriendo; porque son múltiples las formas de agresión que se llevan a cabo contra nuestros cuerpos. Cuerpos cosificados, acosados, violentados, mutilados, golpeados, destruidos, traficados… Vidas menospreciadas, desfavorecidas, empobrecidas, desvalorizadas… Vidas encasilladas en cifras que nos han impermeabilizado ante la violencia machista, que nos anestesian, que no cuentan la historia que hay detrás. Y es que la historia de las mujeres es –parafraseando a David Cronenberg– una historia de violencia, sí, pero también de resiliencia, supervivencia y resistencia.
Porque igual que la violencia contra las mujeres adopta formas diversas cual Proteo y se reinventa constantemente (acoso, feminicidio, control a través de redes sociales, infanticidio selectivo, trata, tortura sexual, mutilación genital, insultos, invisibilización, amenazas, palizas, falta de oportunidades equitativas, violencia patrimonial…) también lo hacen las formas de sublevarse y contrarrestar dichas violencias.
El cine, por ejemplo, puede ser una perversa herramienta de perpetuación de los roles de género y de la violencia contra las mujeres tal como explica la maestra Pilar Aguilar en “El cine, una mirada cómplice en la violencia contra las mujeres” (2010: 248) (dentro de El sustrato cultural de la violencia de género -síntesis-):

“Se ejerce contra nosotras una terrible violencia simbólica. Así sometidas se nos unce al carro del sujeto que tiene la llave del significado y del sentido. Fuera de su senda sólo hay tinieblas. Esta violencia es la madre de todas las otras, la que las espolea, las argumenta, las prepara y las justifica”.

Porque si puede ser un instrumento que aplauda la violencia, el cine también puede ser una herramienta de denuncia que eduque de otra manera, que invite a la “reflexión crítica y compartida” (Trinidad Núñez y Yolanda Troyano, 2011: 107) y que nos ayude a crear otros marcos de referencia donde las mujeres no sean simplemente víctimas pasivas, sino agentes de cambio y constructoras de otros relatos donde la rebeldía y la vida se impongan.

SONIA HERRERA
http://www.unitedexplanations.org/2015/03/09/pelis-violencia-genero/

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